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Primavera el otoño

Poesía Reseña literaria

De Paqui Bernal Gallego leí hace algún tiempo “La mirada vaciada”, una novela que narra la relación amorosa (y destructiva) entre Sameentha y Pablo. Confieso que me gustó su manera de escribir. 

En Primavera el otoño, se interna, con acierto, en el mundo poético dejándonos ver las marejadas que se mueven en su interior. De alguna manera nos lo adelanta en el prólogo cuando asume las palabras de la nonagenaria Dionisia García en las que afirma “Pienso que el arte y la poesía nos salvan de muchas cosas” coincidiendo con Pablo Mantecón, un joven de dieciocho años.
Por un lado, escuchamos los ecos del paso del tiempo y sus lamentos al comprobar: “Si el otoño no me estuviese /venciendo”. Pero también se muestra la protesta contra los que creen apagado el fuego con el paso de los años: “Nuestra carne se enciende/ por momentos más breves / con idéntica llama”. Y si bien es cierto que, por veces, se adueña de la poeta la nostalgia, como cuando grita: “Añoro la hinchazón de mi vientre,/ de aquellos pechos la turgencia,/  ese reloj que iba dando los meses…”. También lo es, que se sabe idéntica a la mujer que fue: “Pero aquella eres tú, sigues siendo tú./ Por mucho que lo niegue tu imagen / en las lunas de los escaparates”.  

Por otro lado, el paso del tiempo trae nuevas primaveras cuando la vida llama a la puerta y “alguien te coloca en mi regazo”. Ahora, con toda la experiencia de los años, Paqui nos confiesa: “Esta vez no pasarán en balde los momentos”. En el mismo sentido, y como una confidencia agradecida, más consciente de sus raíces, grita “Andaluzas, os quiero”. Y desde la misma solidaridad alza su voz contra el maltrato: “Olvídate de ese engreído. / No permitas que te humille”. 

Oteando el final del camino aún lejano, pero irremediable, nos muestra el deseo de “atravesar otra vez esos instantes, solo aquellos más preciados”...  y “ser de nuevo niño, antes de regresar / al vientre de la tierra…”. 

El poemario se cierra con un deseo final anclado en la experiencia, como si fuera la conclusión definitiva a todo lo vivido: “Ignoremos el tiempo y entreguémonos a este aroma y a este cielo”.

Llegados a este punto, es fácil afirmar que sus versos se pueden encuadran en la poesía de la experiencia y la subjetividad, porque son esos dos elementos los que laten en todo el poemario y lo recorren desde aquella primavera del nacer a la vida hasta el hoy marcado por los ocres del otoño.

Las ilustraciones de Martí Vila i Muniente ponen el texto en imágenes, formando una simbiosis poética que de seguro hará las delicias de cualquier lector exigente.

Sobre la autora:

Paqui Bernal Galego

Nacida en Andalucía, muy pronto trasladó su residencia a Madrid y realizó sus estudios de Filología Románica y Anglogermánica en Valencia. Actualmente reside en Barcelona, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera como profesora de inglés primero de Bachillerato y más tarde de Escuelas Oficiales de Idiomas.

Sus primeros pasos en la escritura fueron simples anotaciones en el cuadernillo que la acompañaba en sus viajes: reflexiones sobre pasajeros curiosos, descripciones de horizontes inspiradores... Más tarde, al tiempo que se formaba como escritora en el Ateneo Barcelonés, escribiría varios cuentos de suspense publicados en diversas antologías (Tres devociones, Un barrio popular, etc.), y acabaría su primera obra, titulada El silencio de los niños.

Ya en 2019, mientras cursaba el Máster en Creación Literaria en la Business School of Management de la U.P.F, fue elaborando la novela que acaba de publicar con Nova Casa Editorial, La mirada vaciada.

Ha cursado el Itinerario de Novela en la Escuela de Escritura del Ateneo Barcelonés y es Máster en Creación Literaria por la BSM de la Universidad Pompeu Fabra.