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Entrevista a Salvador Sparti por sus novelas El confesor I y II

Entrevista

Salvador Sparti, un cubano nacido hacia finales de la década de los cincuenta en una pequeña ciudad del occidente de la isla. De temperamento inquieto y alegre, desde su temprana juventud mostró especial interés por la literatura y comenzó a escribir Cuentos para Niños, Historias y Novelas Cortas. Su narrativa a veces nos traslada a épocas remotas y a lugares exóticos, y sus personajes nos pueden llevar a lo más profundo del alma humana...

Nicolás Puente: —¿Recuerdas cuándo comenzaste a escribir y con qué objetivos? 
Salvador Sparti: —Comencé a escribir en la Secundaria Básica con unos 14 o 15 años Lo hice solo para entretener a mis amigos Fue una aventura sobre piratas al estilo de Salgari.
Me definiría cono narrador donde el centro de las tramas son la necesidad de cambios de vida para encontrar el camino hacia el bien propio y de otros que nos rodean, porque ello nos conduce a la felicidad. 
N.P.: —¿Tienes algún momento del día especial para escribir?
S.S.: —En las mañanas, aunque puedo hacerlo en otro horario si es necesario solucionar un error mejorar un capítulo de mis obras o cuando se me ocurre una idea nueva.

N.P.: —¿Cómo te definirías a ti mismo como autor?
S.S.: —Me definiría cono narrador donde el centro de las tramas son la necesidad de cambios de vida para encontrar el camino hacia el bien propio y de otros que nos rodean, porque ello nos conduce a la felicidad. 

N.P.: —¿Qué supone para ti la escritura? ¿Qué te aporta?
S.S.: —Es para mí una satisfacción, pues me gusta contar historias, sobre todo si es para mejorar las vidas de otras personas y que estas puedan sentirlo así. Escribir me aporta conocimientos de todo tipo pues debo investigar sobre muchos temas, conocer la sociedad en la que vivo y la del mundo, me hace sentir útil.

N.P.: —¿Cuántas obras tienes publicadas?
S.S.: —Hasta el momento seis y otras 4 en proceso para ser colgadas en Amazon.

N.P.: —¿Qué te empuja a comunicarte escribiendo?
S.S.: —Mis deseos de que otros asuman sus vidas con optimismo a pesar de las dificultades a que luchen por lograr sus sueños, a que salvemos a Dios —puede parecer contradictorio— porque él nos salvó a través de Jesús, mas nosotros debemos salvarle de nuestro odio y deseos de venganza de nuestras miserias humanas, que lo vuelven triste y silencioso, ajeno y distante.

N.P.: —Cuéntanos un secreto: ¿Sobre qué no escribirías jamás?
S.S.: —Sobre temas de terror.

N.P.: —¿Nos cuentas otro? ¿Algunas frases de las que aparecen en tus libros no son tuyas?
S.S.: —No, cuando no son frases mías hago la referencia oportuna ¿De qué me serviría?

Mis deseos de que otros asuman sus vidas con optimismo a pesar de las dificultades a que luchen por lograr sus sueños, a que salvemos a Dios —puede parecer contradictorio— porque él nos salvó a través de Jesús

N.P.: —¿La geografía de tu niñez te ha marcado definitivamente?
S.S.: —Sí, pasé ni niñez en la Isla de Pinos, al sur de Cuba, en la llanada “Isla del Tesoro” de Robert Louis Stevenson. Su hermosa naturaleza y la bondad de las personas que habitaban allí en esa época, venidas de todos los rincones del planeta —británicos, rusos, polacos, chinos, japoneses, norteamericanos, españoles y caribeños— así como el amor de mi familia, me convirtieron en un niño muy feliz. Por eso quiero que otros, que tal vez no tuvieron esa oportunidad, sean también felices.

N.P.: —Háblame del proceso creativo ¿dónde?, ¿cuándo?, ¿cómo?, ¿si corriges mucho...?
S.S.: —No viajo con frecuencia, pero al estar viendo un programa de televisión, una locación o paisaje me puede inspirar, a veces una conversación sobre un tema determinado, una simple fotografía o vienen las ideas cuando estoy acostado meditando. Entonces tengo que levantarme y hacer una síntesis de lo que pienso escribir o anotar una frase que considero importante, un breve diálogo o describir a uno de los personajes de la nueva historia. Sí, corrijo mucho, soy un poco perfeccionista; a veces me paso muchas horas puliendo un párrafo que quizás resulte sencillo para otros escritores y poco después puedo escribir un capítulo de un tirón.

N.P.: —¿Tus historias están planificadas desde el principio o te dejas llevar sobre la marcha?
S.S.: —Generalmente tengo la idea completa en mi cabeza desde el inicio, con pequeños fragmentos de diálogos y descripciones de lugares y personajes que a medida que avanzo voy hilvanando hasta lograr toda la historia. Claro que, sobre la marcha pueden surgir nuevas ideas, la necesidad de crear nuevos personajes o alguna sub trama. En ocasiones comienzo por el final.

No viajo con frecuencia, pero al estar viendo un programa de televisión, una locación o paisaje me puede inspirar, a veces una conversación sobre un tema determinado, una simple fotografía o vienen las ideas cuando estoy acostado meditando.

N.P.: —¿Cuál consideras que es el mejor consejo que te han dado?
S.S.: —Escribir, escribir, y escribir.

N.P.: —El Confesor, lo tienes ya publicado, puedes decirnos de qué trata?
S.S.: —En “El Confesor” se trata sobre la reconciliación con Dios, de retomar el rumbo de nuestras vidas “Siete días con Esteban” es sobre la amistad y la necesidad que todos tenemos de darle sentido a nuestra existencia aun cuando la muerte nos acecha; “Mis grandes amores” trata sobre los sueños hechos realidad de ni abuelo paterno y es una historia muy real. En el caso de “Dieciséis historias fascinantes” los temas son variados, desde los de ciencia ficción hasta los históricos, los futuristas, los catastróficos, los de espionaje y los policíacos. En “Cuentos inéditos”, dirigido a niños y adolescentes, trato de desarrollar su imaginación con buenos ejemplos y sentido del humor.

N.P.: —¿De dónde sacas los nombres de los personajes?
S.S.: —De las personas comunes, aunque en “La playa abandonada”, el último cuento de “Dieciséis historias fascinantes”, que trata sobre el final de la guerra de Troya, tuve que recurrir a los mismos citados por Homero e incluir a otros mencionados por Heródoto en sus “Nueve libros de historia”.

Sí, existe el diablo, o el ángel rebelde, que es como le nombro casi siempre. Además, la Iglesia no tiene exorcistas solo para aparentar. Es un hecho real.

N.P.: —¿Has tenido muchas dificultades a la hora de encontrar editorial?
S.S.: —En mi país es prácticamente imposible. Fuera de él es mi hermana Emma quien se encarga de ese trámite, pero al inicio sí fue difícil, incluso para ella.

N.P.: —¿Qué es lo que más detestas o te incomoda del proceso de publicar un libro? 
La revisión con la editorial.

N.P.: —El Confesor, tanto la primera como la segunda parte, están situadas en un monasterio. ¿Cómo te documentaste para escribirlas?
S.S.: —Tenía algunas ideas sobre los monasterios por haber leído historias sobre San Juan de la Cruz y otros monjes así cono por fotos y documentales. En el caso de la segunda parte de El Confesor mejoré algunos detalles gracias al padre Cipriano María, un monje benedictino de la Abadía de San José de Clairval, en Francia con el que me comunico regularmente y quien leyó la primera parte del relato.

N.P.: —El mal tiene una presencia constante en las dos novelas. ¿Crees en la existencia del demonio?
S.S.: —Sí, existe el diablo, o el ángel rebelde, que es como le nombro casi siempre. Además, la Iglesia no tiene exorcistas solo para aparentar. Es un hecho real.

N.P.: —¿Dirías que el perdón cauteriza las heridas y libera al ser humano?
No creo que cierre todas las heridas, pero sí que nos libera y permite que continuemos hacia delante con nuestras vidas para bien nuestro y de quienes nos aman, incluido Dios.

N.P.: —Los pecados con los que llegan los personajes al confesor son todos digamos sociales (Enriquecimiento fraudulento e injusto, mordidas, sicarios, chanchullos) ¿Crees que son los más importantes en nuestra sociedad?
S.S.: —Algunas personas me han dicho que no debí incluir un caso como el del adolescente que viola a su propia madre, acto del que nace después una niña que es a la vez hija y hermana del agresor. Sin embargo, en nuestra sociedad existen pecados más terribles como los delitos de lesa humanidad, la esterilización masiva de mujeres, sin su consentimiento ni conocimiento, las guerras, la mayoría de las cuales se hacen para enriquecer a unos pocos y en las que mueren miles o millones de seres humanos, por citar algunos ejemplos. El hombre es un ser social, y, por tanto, actúa en la sociedad; todo lo que hace, aunque sea a nivel personal o familiar, repercute en la sociedad, pero en muchos de los casos de El Confesor los pecados afectan en primer término a los propios pecadores y a sus familiares.

N.P.: —¿Quién te ha servido de modelo para el hermano Bartolomé?
S.S.: —Nadie en específico, traté de crear un personaje que desde su silencio nos mirara con ojos divinos para extraer de nuestra alma el dolor como lo hace Jesús desde la cruz. Algunos me han dicho que en realidad Bartolomé es el personaje principal; pero yo lo veo como el ayudante perfecto para que Antonio pueda guiar a las almas perturbadas hacia el buen sendero.

Todos los sueños son posibles, aunque en el caso de la literatura depende mucho de la calidad de las historias que se cuentan, de los intereses de los lectores, y también tiene su papel un poco de suerte.

N.P.: —¿Hay espacio siempre para el perdón?
S.S.: —Siempre lo hay, para Dios nada es imposible.
N.P.: —¿Te definirías como un hombre de fe?
S.S.: —Sí, creo en Dios y en su perdón en su amor infinito y que si somos receptivos a ese amor podremos enrumbar nuestras vidas y cambiar el mundo, porque los cimientos de la Jerusalén celestial deben ser construidos aquí o no la veremos en nuestra próxima existencia.

N.P.: —¿Crees que vivir de la literatura es un sueño posible?
S.S.: —Todos los sueños son posibles, aunque en el caso de la literatura depende mucho de la calidad de las historias que se cuentan, de los intereses de los lectores, y también tiene su papel un poco de suerte.

N.P.: —¿Qué estás leyendo actualmente?
S.S.: —Salsa Paradise, de Guillermo Vidal, un autor cubano con un estilo poco usual pero muy directo, objetivo, quien describe la sociedad tal como es.

N.P.: —¿Puedes decirnos dos o tres autores a los que realmente admiras?
S.S.: —Desde los clásicos más antiguos como Homero y Virgilio, pasando por Shakespeare Cervantes y Dante, y continuando con Verne, Dumas, Víctor Hugo, Balzac, Salgari , Stevenson, Dickens, Tolstoi, Twain, Marcel Proust ,Alan Poe, Sir Arthur Conan Doyle, London, la Christie, el señor R. R. Tolkien, Carpentier , Quiroga, Cortázar —la lista sería interminable— están también Mary Steward con su saga sobre Merlín y Arturo, Stefan Zweig, Paul Young (La Cabaña) y entre mis colegas actuales la venezolana Blanca Miosi (La Búsqueda) y Juan Sevillano (Memorias del Paraíso).

N.P.: —¿Cuál es el libro actual en el que te encuentras trabajando?
S.S.: —“Un caballero en la retaguardia” sobre un soldado francés que participa en la Séptima Cruzada casi terminado, pero trabajo simultáneamente en “El hombre de Andrómeda” un espía intergaláctico y en la tercera parte de “Historias Fascinantes” Hace poco tiempo puse punto final a “Cuarenta Mini relatos”. También escribo creo que será una trilogía “Chevrolet 57” donde unos adolescentes viajan por el espacio a una velocidad fantástica y en una nave diseñada por ellos mismos en busca de nuestro origen. Ya está terminada la Primera Parte que espero sea publicada junto con las otras 4 obras que se encuentran en proceso.

N.P.: —¿Algún otro proyecto de futuro?
S.S.: —Muchos, entre ellos “Comunidad de dos” donde un musulmán y un cristiano se van al desierto a dialogar o debatir durante cuarenta días y cuarenta noches sobre el mundo pasado presente y futuro. Es un diálogo que implica religión filosofía sociedad actual ciencia medio ambiente como será la vida en nuestro planeta en los siglos venideros la colonización de otros y si será posible la salvación de la humanidad.

N.P.: —Te deseamos todo lo mejor para tu futuro. Muha gracias.

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