Saltar al contenido principal

Entrevista a Salvador Sparti por Siete días con Esteban

Entrevista

Salvador Sparti, un cubano nacido hacia finales de la década de los cincuenta en una pequeña ciudad del occidente de la isla. De temperamento inquieto y alegre, desde su temprana juventud mostró especial interés por la literatura y comenzó a escribir Cuentos para Niños, Historias y Novelas Cortas. Su narrativa a veces nos traslada a épocas remotas y a lugares exóticos, y sus personajes nos pueden llevar a lo más profundo del alma humana...

Comunidad de escritores: —¿Cuáles han sido tus lecturas decisivas en tu formación como escritor?
Salvador Sparti: —Los clásicos de Mark Twain, José Martí, Herminio Almendros, Conan Doyle, Emilio Salgari, Julio Verne, Robert Louis Stevenson, Miguel de Cervantes, Dumas, Dickens y Waltari, entre otros.

C. E.: —¿Te has sorprendido a ti mismo leyendo cosas del pasado? ¿Te preguntas algunas veces he escrito yo esto?
S. S.: —Sí, he leído de nuevo varias de mis obras, pero revisando si mi redacción ha sido con calidad, no me he preguntado si las he escrito yo.

C. E.: —¿Cuál consideras que es el mejor consejo que te han dado y que tú repetirías?
S. S.: —Que el escritor debe leer y leer y escribir y escribir.

C. E.: —¿Cuál es tu género preferido a la hora de leer?
S. S.: —No tengo preferencias absolutas, pero me gustan los libros de historia, los de aventuras, los biográficos, los de ciencia ficción y los policíacos.

C. E.: —¿Cómo nació la idea de Siete días con Esteban?
S. S.: —Buscaba un drama personal para hacer una buena historia que tuviera que ver con la riqueza y la pobreza, y traté de presentar a dos hombres en una situación extrema, como es una muerte inminente, para que entraran en relación y se contaran sus vidas.

C. E.: —¿Algún género literario que no hayas experimentado y te gustaría?
S. S.: —Ninguno. Solo tengo una reserva que hacer al respecto: No me agrada escribir obras de terror y  no pienso hacerlo.  


C. E.: —¿Qué estás leyendo actualmente?
S. S.: —El libro de los espíritus de Allan Kardec.

Buscaba un drama personal para hacer una buena historia que tuviera que ver con la riqueza y la pobreza, y traté de presentar a dos hombres en una situación extrema, como es una muerte inminente, para que entraran en relación y se contaran sus vidas.

C. E.: —¿Por qué sitúas tu novela en un hospital?
S. S.: —Quería que los lectores tuvieran ante sus ojos diferentes tipos de final para la vida, la muerte cercana, en el caso de Esteban; la lenta y terrible en el caso de los dos niños, y la de la vejez en el caso de Francisco.

C. E.: —¿Cuál es el papel que Marco Bertini tiene en la novela?
S. S.: —Enseñar al rico que la vida puede ser placentera solo con el fruto de tu trabajo, el amor de la familia y los buenos amigos.

Estamos dentro de un gran cuadro, pero no manejamos el pincel ni los colores y eso nos preocupa porque no tenemos el control.

C. E.: —En un momento determinado, Esteban y Marco visitan una habitación donde hay niños con leucemia. Ante esos niños, Esteban lanza la pregunta: “¿Cómo es posible que sin haber vivido ya tengan que morir?”. ¿Nos podrías dar una respuesta?
S. S.: —Dios es el gran misterio de la humanidad. ¿Por qué estamos aquí? ¿Por qué nos comportamos de esta o de otra manera? ¿Por qué nos provocamos tanto dolor unos a otros? ¿Por qué Él, que todo lo puede, no interviene para salvarlos? La muerte no es el final de la vida, sino el paso a otra dimensión, que no conocemos y por lo cual le tememos. Tal vez se trate de que queremos ser eternos cuando ya lo somos. Estamos dentro de un gran cuadro, pero no manejamos el pincel ni los colores y eso nos preocupa porque no tenemos el control. Nos encontramos en la cúspide del reino animal, en un pequeñísimo punto del Universo; pero Dios no nos dejará pasar esos límites para que veamos ese cuadro en su totalidad, no somos más que adolescentes y como dice San Agustín “Si lo entiendes, ya no es Dios”.

C. E.: —¿Es la nuestra una sociedad que abandona a los ancianos o los interna en asilos al igual que a Francisco?
S. S.: —No lo veo exactamente así, hay muchas personas que luchan con sus familiares hasta sus últimos momentos.  No tengo las estadísticas de otros países, pero al menos aquí no es así, aunque hay ancianos en asilos. Sucede que en el mundo de hoy, ese que queremos hacer a nuestra manera y no a la de Dios, hay una competencia despiadada con un elevado estrés como consecuencia, y una imperiosa necesidad de consumir cosas que no son importantes para vivir felices como Marco Bertini, y por eso, tal vez, sobran los ancianos en muchos hogares.

C. E.: —Cuando comienza la novela Esteban y Marco,  son dos islas muy distantes. ¿Se juntan de alguna manera al final de la novela?
S. S : —Por supuesto que sí. Esteban hace las preguntas teniendo en cuenta sus propias experiencias; Marco da las respuestas al contarle sus relaciones con familiares, con su esposa y con sus amigos. El puente que une a las dos islas al final de la novela es la amistad.

C. E.: —¿Se puede vivir el dolor de forma lúcida?
S. S.: —Sí, considero que muchas personas lo han logrado.

C. E.: —¿Se puede alcanzar la felicidad sin solidaridad?
S. S.: —No lo creo, especialmente en el mundo actual, cargado de tantas miserias humanas. En el pasado, tal vez hombres como San Antonio Abad, Pablo el Ermitaño o el profeta Elías; pero ellos tenían a Dios “al alcance de la mano”.

C.E.: —¿Crees que los ricos pierden el contacto con la realidad?  
S. S.: —No es que pierdan ese contacto, es que viven su propia realidad, que no tiene que ver con la nuestra, y esa realidad les impone normas de conducta que no pueden romper o que no les conviene hacerlo. No obstante, es justo decir que existen los que miran a su alrededor y ayudan a otros a soportar su precaria situación material, apoyando programas sociales y misiones en diferentes países.

Creo que es difícil escapar de la avidez por la riqueza y el poder una vez que se instalan en tu mente, pues dominan todas tus acciones

C. E.: —¿La ambición puede destruir al hombre? ¿Si se apodera de ti no puedes escaparte de ella?
S. S.: —Considero que sí. Una gran parte de los problemas de la actualidad se derivan de ella porque no se puede servir a dos señores: a Dios y al Dinero. Son dos señores totalmente opuestos. Las guerras tienen un trasfondo económico; la destrucción del Medio Ambiente también; el hambre que sufren los habitantes en países con enormes recursos económicos dentro de sus territorios, es otra de las calamidades derivadas de esa ambición desmedida. Creo que es difícil escapar de la avidez por la riqueza y el poder una vez que se instalan en tu mente, pues dominan todas tus acciones.

C. E.: —En un momento afirma Esteban: “Dicen que recordar es volver a vivir”. ¿Crees cierta esa afirmación?
S. S,: —Sí, creo que esa frase se corresponde con la realidad. Al menos yo recuerdo con agrado los buenos momentos, y algunos difíciles, y eso me ayuda a seguir adelante, a ser optimista.

C. E.: —¿Qué cita de la novela desearías que permaneciese en la cabeza del lector?
S. S.: —Las palabras escritas por Bertini en la lápida de Esteban: “Aquí yace Esteban McClyfe, un hombre que llevó una vida azarosa y llena de aventuras e infundió alegría y esperanzas a todos los que le conocieron; quien supo comprender que una vida sencilla y la amistad verdadera son nuestros mejores tesoros”.

C. E.: —¿Qué esperas que sienta el lector al leer tu novela?
S. S.: —Que no todo está perdido, que la amistad es importante para soportar el dolor y la tristeza, que Dios y la familia son el amparo contra las adversidades, que se puede ser feliz con poco.

C. E.: —¿Cuál es tu meta como escritor?
S. S : —Mi meta es precisamente esa: convertirme en escritor. No creo que ya lo soy, y no es falsa modestia, porque se trata de una profesión muy difícil en la que debes establecer una relación estrecha con todo tipo de lectores; llevarles un mensaje que les importe, que cambie sus vidas y les ayude a ser mejores personas cada día. No considero que debo escribir solamente para divertirme y entretener a otros, aunque ello también sea válido y en ocasiones lo hago.

C. E.: —¿Eres una persona creyente? (Solo si deseas contestar)
S. S : —Sí, creo en Dios y en la salvación que viene de Él a través de Jesús, quien vino con la misión de revolucionar nuestras almas, de cambiar nuestros corazones, para que así podamos cambiar el mundo. Estimo que no hay otro camino.

C. E.: —¿Qué opinas del libro electrónico? ¿Tiene futuro?
S. S.: —Considero que no se puede negar que en el futuro se impondrá. No podremos viajar por el espacio cargados de bibliotecas en soporte de papel.

C. E.: —¿Cómo es tu relación con los lectores? ¿Qué lugar ocupan las redes sociales en relación con ello?
S. S.: —Me gusta tener una relación estrecha con los lectores, es por ello que escribo casi siempre en primera persona. Eso me hace sentir que leo junto a ellos y puedo verme disfrutando de la lectura, lo cual me ayuda, y me obliga, a redactar en un lenguaje más directo y sencillo. En cuanto a las redes sociales, sin lugar a dudas, ocupan un lugar preponderante en eso, pues colocas un libro en Amazon y en cuestión de minutos lo pueden estar leyendo miles de personas, y en dos o tres días, te llegan los elogios o las críticas. También se pueden promocionar tus obras y las de tus colegas.    

C. E.: —Recomiéndanos dos libros, por favor.
S. S.: —Es muy difícil recomendar solo dos, pero me arriesgaré: “Servidumbre Humana” de Somerset  Maughan y  “El Hobbit”, de R. R. Tolkien. Quien lea estas obras podrá percatarse, salvando la distancia entre estos grandes autores y yo, que encierran en sus páginas enseñanzas similares a las que pretendo transmitir en Siete días con Esteban.  

C. E.: —¿Cómo podemos encontrarte en las redes sociales?
S. S.: —Hay una página de autor en Amazon con mis datos y los libros publicados.

 

Comentarios y respuestas

×

El nombre es obligatorio

Introduce un nombre válido

El email es obligatorio

Introduce un email válido

El comentario es obligatorio

Los términos son obligatorios

Tienes que aceptar los términos

* Estos campos son obligatorios

Se el primero en comentar