Skip to main content Skip to page footer

La otra orilla

Cincuenta palabras.

Nunca creyó en el infierno ¿Para qué? Toda su vida había gozado de abundantes placeres: fiestas, regalos, mujeres, ascensos en las empresas, ganancias astronómicas... Cielo y fortuna eran su día a día. Un cargador vacío, su mujer y sus dos hijos muertos bastaron para ver el rostro inclemente de satanás.

Comentarios

Comentarios y respuestas

×

El nombre es obligatorio

Introduce un nombre válido

El email es obligatorio

Introduce un email válido

El comentario es obligatorio

Por favor, acepte

Cerrar

* Estos campos son obligatorios

Se el primero en comentar