El encuentro
Cincuenta palabras.
Al final, de tanto buscar con el candil prestado, encontró Diógenes, un hombre justo en un cruce de caminos casi a las afueras de la ciudad. Ni siquiera hablaron. Cruzaron sus miradas durante unos segundos, se comprendieron mutuamente y cada uno siguió su camino sin volver la vista hacia atrás.
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