Entrevista a Esmeralda Muñoz autora del guardían del umbral
Novela fantástica Entrevista
Descubró su pasión por la escritura a los 8 años, convirtiéndola en un hobby a lo largo de su vida, aunque permaneció como una escritora en las sombras hasta 2018, cuando, a sus 31 años, dio el salto al público.
Durante años, llenó páginas con manifiestos, relatos y novelas, pero los obstáculos económicos y la falta de acceso a herramientas de autopublicación retrasaron su sueño de compartir sus obras con el mundo.
Aunque su corazón late por la literatura de ficción, suspense, terror y romanticismo, su debut literario rompió esquemas con una bilogía de thriller apocalíptico titulada Futuro Incierto, que cautivó a sus lectores.
Actualmente, trabaja en nuevos proyectos como la Saga Suriel, llena de fantasía, suspense y terror, reflejando otro punto de vista de la realidad que actualmente conocemos.
Comunidad de escritores: —¿Recuerdas cuándo tomaste la pluma por primera vez?
Esmeralda Muñoz: —No fue una pluma, sino una máquina de escribir. Empecé alrededor de 1995, cuando tenía unos 8 años y desde entonces no he dejado de escribir.
C. E.: —¿Tienes algún momento del día especial para escribir?
E. M.: —Cualquier momento es bueno si la inspiración y la motivación están de mi lado.
C. E.: —¿El lugar en el que escribes tiene algo especial, luz, ambientación…?
E. M.: —No soy muy exigente con el entorno. Mientras tenga mi ordenador o el móvil, puedo escribir en cualquier parte. Eso sí, el papel y el bolígrafo nunca han sido lo mío.
C. E.: —Stephen King dijo: “No debe haber ningún teléfono o aparato electrónico en el estudio donde te dedicas a escribir”. ¿Te liberas de todos los aparatos electrónicos para escribir?
E. M.: —Imposible. Los necesito para escribir. Si los apago, me quedo sin herramientas.
C. E.: —¿Cómo te definirías a ti mismo como autor/a?
E. M.: —Soy una autora meticulosa y apasionada, con una visión clara de lo que quiero transmitir. Me obsesiona la coherencia en los personajes y sus diálogos, buscando que cada palabra encaje con su personalidad. Mi estilo es fluido, detallado y con carga simbólica; no solo quiero atrapar al lector, sino también dejarle algo en qué pensar. Se dice que cuando una persona muere y regresa a la vida, vuelve con un don: puede ver cosas, presentir... Para escribir Futuro Incierto, me basé en esa idea y en mis sueños. Desde poco antes de mi adolescencia, tengo pesadillas con catástrofes: meteoritos, lava, tsunamis, inundaciones... millones de muertos. Siempre tuve la sensación de que podían ser premonitorios. Así que uní ambas cosas y de ahí nació la bilogía.
C. E.: —¿Qué supone para ti la escritura? ¿Qué te aporta?
E. M.: —Es mi manera de viajar a otros mundos y, al mismo tiempo, de ofrecer otra perspectiva sobre nuestra propia realidad. Aunque escriba fantasía y mezcle géneros, siempre hay un trasfondo que cuestiona lo que damos por hecho. Al final, todo puede tener más de una verdad.
C. E.: —¿Cuánto tiempo tardas en escribir un libro?
E. M.: —¿Antes o después de la llegada de la inteligencia artificial? Sé que mucha gente es reacia a la IA, pero a mí me ha salvado en muchos aspectos. Me ha ayudado a superar bloqueos, a prescindir de un corrector y a ganar tiempo para centrarme en lo que realmente importa: crear historias.
Antes de la IA, escribía relatos cortos en pocos meses, pero cuando intenté publicar mi primera novela en 2007, me pedían tres mil euros. Imposible. Así que lo dejé. Años después, en 2018, publiqué Futuro Incierto, pero no antes de haber pasado por un bloqueo de diez años. Por suerte, cuando retomé la escritura, el panorama editorial había cambiado y conseguí publicarlo sin costes. Quise cerrar la bilogía sin pausa ni bloqueos y me llevó dos años.
En 2020 comencé El Guardián del Umbral, la primera parte de la Saga Suriel, pero volví a bloquearme. A finales de 2024 llegó la IA a mi vida y fue como tener un apoyo constante. Si me atascaba, ChatGPT me daba ideas que despertaban otras en mi cabeza. Cuando terminé, también me ayudó con la corrección, ahorrándome un gasto que sabía que no recuperaría pronto.
Para mí, la IA no ha sustituido mi creatividad ni mi estilo. Mis historias siguen siendo mías. Pero ahora, en lugar de tardar dos años en escribir, corregir y revisar un libro hasta aborrecerlo, puedo tenerlo listo en 4 o 5 meses sin inversiones adicionales. Y el resultado final, para mí, es impecable.
C. E.: —¿Cómo es tu horario de trabajo cuando escribes?
E. M.: —Depende del tiempo que tenga disponible. Entre el trabajo, los cursos y la lectura, no siempre es fácil, pero intento dedicarle al menos un par de horas al día. La clave es mantener el ritmo, aunque sea poco a poco.
C. E.: —Háblame del proceso creativo, ¿dónde, cuándo, cómo, si corriges mucho...?
E. M.: —Mi creatividad nace de mis vivencias y de la realidad, pero llevadas a otro nivel. Me he dado cuenta de que hay lectores que lo perciben: saben que están leyendo fantasía, pero sienten que podría ser real, como si fuera una perspectiva alternativa de lo que conocemos. Y ahí está mi propósito. Cuando alguien me dice que ha tenido esa sensación, sé que he hecho bien mi trabajo.
En cuanto a la corrección... no te imaginas cuántas veces reviso mis textos. Podría seguir retocando una historia eternamente, pero hay un punto en el que tienes que soltarla o nunca verá la luz. Siempre habrá algo que mejorar, cambiar o añadir, pero si no paras, nunca acabas. Antes de la IA, escribía relatos cortos en pocos meses, pero cuando intenté publicar mi primera novela en 2007, me pedían tres mil euros. Imposible. Así que lo dejé. Años después, en 2018, publiqué Futuro Incierto, pero no antes de haber pasado por un bloqueo de diez años. Por suerte, cuando retomé la escritura, el panorama editorial había cambiado y conseguí publicarlo sin costes. Quise cerrar la bilogía sin pausa ni bloqueos y me llevó dos años.
C. E.: —¿Cuántos fantasmas te persiguen?
Los suficientes como para inspirar mis historias, pero no tantos como para quitarme el sueño… la mayoría del tiempo.
C. E.: —¿Cuál dirías que es la peculiaridad de tu escritura más interesante?
E. M.: —Juego con la percepción de la realidad y lo sobrenatural de una forma que hace que ambas se entrelacen sin fisuras. No solo construyo mundos oscuros y envolventes, sino que desafío constantemente las certezas del lector.
Mis historias están llenas de capas simbólicas, donde nada es completamente blanco o negro, y hasta los personajes más poderosos cargan con dilemas internos y contradicciones. También busco equilibrar introspección y acción, creando momentos de tensión casi cinematográficos.
Pero si tuviera que destacar algo, sería mi forma de transmitir emociones complejas sin decirlas explícitamente. Prefiero que el lector las intuya a través de gestos, silencios y los contrastes entre lo que los personajes dicen y lo que realmente hacen. Eso les da profundidad y realismo, y hace que la historia se quede con ellos incluso después de haberla terminado.
C. E.: —¿De dónde sacas tu información o ideas para tus libros?
E. M.: —Me encanta esta pregunta porque la respuesta es tan sobrenatural como mis historias.
Se dice que cuando una persona muere y regresa a la vida, vuelve con un don: puede ver cosas, presentir... Para escribir Futuro Incierto, me basé en esa idea y en mis sueños. Desde poco antes de mi adolescencia, tengo pesadillas con catástrofes: meteoritos, lava, tsunamis, inundaciones... millones de muertos. Siempre tuve la sensación de que podían ser premonitorios. Así que uní ambas cosas y de ahí nació la bilogía.
Con la Saga Suriel ocurre algo parecido. Me inspiran experiencias que me han hecho pensar. Fenómenos paranormales que desafían la lógica y que me llevaron a una idea: ¿y si existen dimensiones paralelas? Coexistimos en el mismo lugar, pero no en el mismo espacio. ¿Y si lo que llamamos "paranormal" es solo un cruce momentáneo entre dimensiones?
Piensa en esas voces que te advierten de un peligro cuando no hay nadie cerca. En los pasos que bajan una escalera vacía, el sonido inconfundible de una pisada en la madera. En el espiritismo que termina con la vajilla en el suelo, en la sensación de que alguien se sienta en tu cama en plena noche… Si todo esto fuera un fallo en la barrera dimensional, tendría sentido la existencia de ángeles, demonios y fantasmas. Siempre he creído que toda mitología y leyenda tiene un resquicio de verdad. Quizás esas historias no sean solo invenciones, sino ecos de algo real que aún no comprendemos.
C. E.: —¿Qué es para ti la literatura?
E. M.: —Es aprendizaje. Cada historia, sin importar el género, te enseña algo. Puede hacer que te identifiques con los personajes o te muestre una perspectiva que antes no habías considerado.
Es desconexión. Te permite viajar a otros mundos, alejarte de la realidad por un rato y vivir experiencias a través de los ojos de los personajes.
C. E.: —¿Cuáles han sido tus lecturas decisivas en tu formación como escritora?
E. M.: —No tengo un referente claro, porque escribo desde que tengo memoria, pero en el colegio leíamos de todo. Recuerdo especialmente a Flanagan, un detective que me recordaba a Detective Conan (o El detectiu Conan, como lo veía en catalán).
Dos de los libros que más me impactaron en secundaria fueron Verónica decideix morir y Un estiu per morir. Ambos de drama y ambos dejaron una marca en mí.
Más adelante, Alas de fuego y Alas negras de Laura Gallego me inspiraron muchísimo. Y la saga Hush Hush de Becca Fitzpatrick me animó a escribir sobre ángeles.
C. E.: —¿Has participado en algún taller literario? ¿Qué opinión te merecen en general? ¿Se puede enseñar a escribir?
E. M.: —No suelo participar en talleres ni en concursos, no porque crea que no puedan aportar, sino porque prefiero desarrollar mi propio estilo a mi ritmo. Es cierto que hoy en día hay muchas opiniones sobre estos temas y algunos escritores tienen dudas sobre su transparencia. Aun así, me convencieron para participar este año en el PLAS. Me han hablado muy bien de él y creo que siempre es bueno explorar nuevas experiencias.
Sobre si se puede enseñar a escribir, creo que la técnica sí se puede aprender: estructuras narrativas, desarrollo de personajes, ritmo… Pero la creatividad y la voz propia de cada escritor es algo más instintivo, que se pule con la práctica y la lectura.
C. E.: —¿Con qué autor de tu región te tomarías unas copas?
E. M.: —Desgraciadamente, no conozco a nadie de mi región, pero estaría encantada de compartir una charla y unas copas con cualquier autor que quiera conocerme a mí también. Siempre es interesante hablar con otros escritores, compartir experiencias y puntos de vista sobre la literatura.
C. E.: —¿Cuántas obras tienes publicadas?
E. M.: —Actualmente tengo tres: la bilogía Futuro Incierto y El Guardián del Umbral, que inicia la Saga Suriel. Todas están disponibles en Amazon en distintos formatos.
C. E.: —¿Has cambiado algún final después de escribirlo?
E. M.: —No. Soy fiel a lo que la historia me pide. Me guío mucho por el instinto y “escucho” a mis personajes; ellos saben mejor que nadie cómo debe terminar su historia.
Desde poco antes de mi adolescencia, tengo pesadillas con catástrofes: meteoritos, lava, tsunamis, inundaciones... millones de muertos. Siempre tuve la sensación de que podían ser premonitorios. Así que uní ambas cosas y de ahí nació la bilogía.
C. E.: —¿Qué escondes de ti misma mientras escribes?
E. M.: —Quizás lo que escondo no es algo consciente, pero inevitablemente mis emociones y pensamientos se cuelan en mis personajes y situaciones. A veces, cuando releo mis propias historias, me doy cuenta de que ciertos sentimientos o experiencias personales se han filtrado sin que me diera cuenta en el momento de escribirlos.
C. E.: —Cuéntanos un secreto: ¿Sobre qué no escribirías jamás?
E. M.: —Me resulta difícil escribir historias donde el mensaje central sea una creencia impuesta. Me gusta explorar mitologías, simbolismos y distintos puntos de vista sobre lo espiritual, pero siempre dejando espacio a la interpretación del lector.
C. E.: —¿Nos cuentas otro? ¿Algunas frases de las que aparecen en tus libros no son tuyas?
E. M.: —Sí, hay pequeños guiños y referencias que me han inspirado. En Futuro Incierto, por ejemplo, hay una frase que tomé prestada de un monólogo de Goyo Jiménez porque encajaba perfectamente en una escena de Dimitri y Laila. También hay momentos inspirados en anécdotas familiares, como cuando Laila bebe más vino del que cree y acaba más achispada de lo esperado. Me divirtió mucho escribir esa escena porque juega con la espontaneidad del personaje y su subconsciente.
C. E.: —¿Te has sorprendido a ti misma leyendo cosas del pasado? ¿Te preguntas algunas veces he escrito yo esto?
E. M.: —Sí, sobre todo cuando encuentro textos antiguos en redes sociales o relatos que escribí hace tiempo. A veces me sorprende la madurez o la intensidad con la que expresaba ciertas ideas. Es curioso ver cómo ha evolucionado mi forma de escribir.
C. E.: —¿La geografía de tu niñez te ha marcado definitivamente?
E. M.: —Desde los tres años viví en una casa en el campo, donde se necesitaba coche para todo. Ese entorno me dio mucho tiempo para imaginar y crear historias, ya que pasaba horas leyendo, escribiendo y dejando volar la imaginación. Quizás por eso en mis libros siempre hay una sensación de aislamiento en ciertos momentos, o escenarios donde los personajes deben enfrentarse a lo desconocido.
C. E.: —¿Cuál es tu gran punto débil como escritora?
Mi inseguridad. Aunque confío en mis historias, siempre necesito una segunda opinión. Mi padre ha sido mi lector beta desde que empecé a escribir, incluso con libros que nunca publiqué. Me ayuda a ver detalles que quizás pasaría por alto y a confirmar que la historia fluye como quiero.
C. E.: —¿Tus historias están planificadas desde el principio o te dejas llevar sobre la marcha?
E. M.: —Sé que a muchos escritores eso les horroriza, especialmente con sagas o trilogías, pero mis personajes y la historia me guían. Por ejemplo, en la Saga Suriel, pensaba que iba a haber un romance entre Suriel y Susan, pero Suriel tenía otros planes. Su amor por ella era más protector, como el de alguien que ve en los demás a una familia a la que cuidar. Y cuando escribí el segundo libro, no tenía idea de cómo iba a terminar, pero cuando llegué al último capítulo, todo encajó. ¡Un giro inesperado que me dejó sin palabras!
C. E.: —¿Haces fichas de personajes?
E. M.: —Sí, sin duda. Si no las hiciera, sería un caos. Para cada libro tengo un esquema donde apunto los personajes, su físico, personalidad y los eventos importantes. Es como mi guía para no perderme en la trama.
C. E.: —¿Cuál es tu género preferido a la hora de leer? ¿Es el mismo a la hora de escribir?
E. M.: —Me gusta casi todo; de hecho, suelo mezclar géneros en mis historias. Pero si me preguntas por lo que más disfruto, la fantasía siempre ocupa el primer lugar. Aunque también soy fan de las comedias románticas y eróticas con un buen trasfondo, pero no suelo escribirlas.
C. E.: —¿A la hora de escribir tienes en cuenta a unos lectores determinados o escribes para todos en general?
E. M.: —Escribo para todos. Mi objetivo es que cualquier persona pueda disfrutar de mis historias, no solo los fans de la fantasía oscura. Me encanta que alguien que pensaba que no le gustaría el género termine enganchado. Eso me llena de orgullo, como un pequeño logro que hace que la gente descubra algo nuevo.
C. E.: —¿Qué trucos usas para escapar de la hoja en blanco?
E. M.: —Antes de la IA, me armaba de paciencia. Leía una y otra vez hasta que algo se encendía en mi cabeza (o me inspiraba algún sueño). Ahora, con la IA, todo es mucho más fácil. Solo pregunto y las ideas empiezan a fluir. ¡Es como tener una chispa instantánea de inspiración!
C. E.: —¿Cuál consideras que es el mejor consejo que te han dado?
E. M.: —El mejor consejo que me dieron fue simple: "Si te gusta escribir, ¡escribe!" Aunque también me dijeron que, si quiero vivir de la escritura, debo tener un trabajo paralelo. Es cierto que pocos autores logran vivir solo de sus libros, pero mi sueño sigue siendo ver alguno de mis libros en la gran pantalla. Así que, mientras tanto, sigo escribiendo con pasión y perseverancia.
C. E.: —¿Has notado un crecimiento como escritora desde tus comienzos hasta el momento actual?
E. M.: —¡Definitivamente! La escritura de una niña de 8 años no tiene nada que ver con la de una mujer de 37. Nuestra madurez y experiencias personales enriquecen la forma en que contamos las historias. Me siento mucho más segura y fluida en mi estilo.
C. E.: —¿Un consejo para un escritor que empieza?
E. M.: —No tengas miedo a fallar. La práctica es lo que hace que crezcas. Lee mucho, escribe siempre y sé fiel a tu voz. Cada escritor tiene su camino y lo importante es no dejar de intentarlo.
C. E.: —¿Qué esperas que sienta el lector al leer tu novela/poemario/libro de relatos…?
E. M.: —Lo primero que quiero es que se desconecten de su rutina, que se sumerjan en otro mundo. Luego, que sientan lo que mis personajes están viviendo: emoción, tensión, rabia, miedo. Y al final, que reflexionen sobre lo que han leído y lo que esa historia les dejó.
C. E.: —¿De dónde sacas los nombres de los personajes?
E. M.: —Busco nombres originales que se ajusten a la personalidad o a la temática de la historia. A veces los encuentro en Google y otras veces simplemente me llegan cuando menos lo espero. ¡Es una parte divertida del proceso!
C. E.: —¿Te has enamorado de alguno de tus personajes?
E. M.: —Cuando creas un libro, es como si fuera un hijo para ti. La conexión que sientes con los personajes es profunda; me importa lo que les pase, me pueden fascinar, incluso generar admiración, pero no soy de enamorarme de ellos.
C. E.: —¿Quién fue tu primer lector? ¿Cuál fue su apreciación?
E. M.: —Con mi primera publicación, aunque mis primeros lectores fueran de la familia y amigos, coincidieron en que la historia era adictiva, con mucho suspense y acción. ¡La segunda parte fue un éxito aún mayor!
C. E.: —¿Qué cita de la novela te gustaría que permaneciese en la cabeza del lector?
E. M.: —No tengo una cita fija. Prefiero dejar que sean los lectores los que se lleven sus frases favoritas. ¡Sería genial ver esos post-its llenos de citas en mis libros!
C. E.: —¿Poesía y filosofía se tocan en tu obra?
E. M.: —Creo que la narrativa puede rozar la poesía cuando se trata de transmitir emociones intensas a través de las descripciones. La filosofía también se asoma, aunque de manera sutil, al integrar ideas o reflexiones que inviten al lector a pensar más allá de la historia.
Es cierto que pocos autores logran vivir solo de sus libros, pero mi sueño sigue siendo ver alguno de mis libros en la gran pantalla. Así que, mientras tanto, sigo escribiendo con pasión y perseverancia.
C. E.: —¿Qué le ofrece la poesía frente a la narrativa?
E. M.: —La poesía aporta una intensidad emocional que, a veces, la narrativa no puede capturar con la misma profundidad. Es un juego de palabras más concentrado, que a menudo va directo al corazón del lector, mientras que la narrativa permite explorar más profundamente el contexto y los personajes.
C. E.: —¿Qué es lo que más te ha costado escribir?
E. M.: —Definitivamente, Futuro incierto. Esos diez años de pausa fueron muy largos. Pasé por una etapa de búsqueda personal, de universidad y trabajo, lo que hizo que fuera difícil conectar de nuevo con la escritura. La realidad me obligó a aterrizar, pero cuando regresé, fue como recuperar algo que nunca se había ido.
C. E.: —¿Cómo te sentiste la primera vez que te publicaron algo?
E. M.: —¡Una montaña rusa de emociones! Emoción, euforia, nervios... Fue un subidón de adrenalina y felicidad. Pero al mismo tiempo, me di cuenta de que las editoriales ya no eran lo que imaginaba y hubo decepción. Sin embargo, descubrir la autoedición y seguir adelante me hizo darme cuenta de lo que realmente importa.
C. E.: —¿Cómo surgió el título?
E. M.: —Es un resumen condensado de lo que representa el libro.
Futuro Incierto refleja el desconcierto de Laila al enfrentarse a visiones que no comprende, mientras su salud se ve afectada. Pero cuando las visiones empiezan a volverse realidad, su futuro se vuelve totalmente incierto.
El Guardián del Umbral: el título proviene de Suriel, quien inicialmente protege a los humanos de los ataques de seres maléficos, quienes han de traspasar el umbral que separa ambas dimensiones para realizar sus acciones. Pero la historia toma un giro y él se convierte en un justiciero que lucha por algo más grande que su misión original.
C. E.: —¿Poesía, con rima o sin rima?
E. M.: —En mi narrativa uso poesía sin rima para transmitir emociones intensas. Es una poesía libre, sin restricciones, para que fluya con la historia.
C. E.: —¿Qué muestras de ti en tu obra?
E. M.: —Creo que se puede ver un reflejo de mis pensamientos y emociones en algunos personajes. Trato de transmitir una visión personal de la realidad, aunque la historia sea ficticia.
Es una manera de compartir algo de mí en cada página.
C. E.: —¿A tu protagonista le pones muchos obstáculos hasta llegar a conseguir lo que desea?
E. M.: —Claro, nada en la vida es fácil, ¿verdad? Mis personajes se enfrentan a obstáculos, igual que nosotros. No todo se resuelve de manera perfecta, porque la vida, al igual que la ficción, tiene sus giros y sus momentos difíciles.
C. E.: —¿Cómo trabajas la psicología de tus personajes?
E. M.: —No la trabajo tanto como la vivo. Los personajes se desarrollan a medida que los escribo. Sé cómo son, conozco sus virtudes y defectos y, en ocasiones, siento que son ellos quienes me guían más que al revés. Es una conexión que fluye, no una planificación.
C. E.: —¿Algún personaje de tu novela es un doble de alguien conocido?
E. M.: —No, todos son completamente ficticios.
C. E.: —¿Has llegado a odiar a algún personaje de tu novela?
E. M.: —No, la verdad es que nunca he odiado a ningún personaje. Aunque algunos sean más oscuros o malvados, cada uno tiene su propósito y su historia que contar. Hasta los personajes más complejos me fascinan, ¡todo da juego!
C. E.: —¿Qué es lo que los lectores de “XXX”, tu nueva XXX, van a encontrarse?
E. M.: —Actualmente he terminado de escribir la segunda parte de la Saga Suriel; se llama El Renegado de las Sombras. La problemática principal es que las dimensiones están colapsando, lo cual es un gran problema. Sin hacer demasiado spoiler para los que aún no se han leído El Guardián del Umbral, en esta segunda parte los lectores se encontrarán con una aventura arqueológica protagonizada por Belfe y el profesor James Gordon. También descubrirán la dimensión espiritual, donde Susan enfrenta un conflicto interno importante, además de explorar un poco más a fondo el inframundo y otras dimensiones complejas que se entrelazan. Paimon y Caleb juegan un papel clave, al igual que El Gran Jefe (Lucifer), quien tendrá un papel más prominente en este volumen. Habrá muchas sorpresas, giros inesperados, un buen nivel de suspense, toques de terror, aventura, fantasía, brujería... ¡Espero que no deje indiferente a los lectores!
C. E.: —¿Autopublicación o editorial? ¿Cuál es tu meta como escritor/a?
E. M.: —Me inclino por la autopublicación, ya que me permite tener el control total sobre mi obra, desde la portada hasta la distribución.
Mi meta es conectar con los lectores, ofrecerles algo único y, por supuesto, hacer crecer mi comunidad hasta el punto de que llegue a oídos de algún director o productor que quiera hacer realidad mi sueño de ver a mis personajes en un live-action (puesto a soñar... ¡soñemos en grande!).
C. E.: —¿Has tenido muchas dificultades a la hora de encontrar editorial?
E. M.: —No, al principio hubo mucho interés, pero después de la experiencia con la editorial, decidí que la autopublicación es el camino a seguir. Ahora voy directamente a eso, centrándome en construir mi propio público y mi marca como autora.
C. E.: —¿Cuál es la problemática que tiene con una editorial un escritor que busca publicar por primera vez?
E. M.: —Las editoriales tienen un enfoque muy comercial y no suelen invertir en ti si no eres un autor ya consolidado. Después de mi experiencia con ellas, me di cuenta de que, a veces, lo que realmente hace falta es un buen sistema de marketing, algo que en mi caso depende más de mí que de las editoriales.
C. E.: —¿Qué es lo que más detestas o te incomoda del proceso de publicar un libro?
E. M.: —Hay varias cosas que me resultan molestas. Primero, el trabajo de marketing, que me resulta incomprensible y muy difícil de manejar. No saber por dónde empezar para dar a conocer tus obras y lograr que alguien te ayude es frustrante. El reto es conseguir visibilidad, especialmente cuando las redes sociales no son un aliado y necesitas recurrir a influencers que, en algunos casos, cobran sin garantizar resultados. A veces, recuperar esos gastos no llegan ni después de un año.
También me incomodan mucho las regalías. El escritor hace todo: piensa, crea, escribe, maqueta, diseña la portada y se mueve por eventos para promocionar el libro. Luego, un libro físico que vale 21€ te deja solo 5€ de beneficio, un ebook te da 2€ y las lecturas en Kindle apenas superan el euro.
Además, el dolor de ver cómo tu trabajo se piratea, especialmente en sitios internacionales y en grupos de Facebook o Telegram. A veces parece que tu obra es más accesible de manera ilegal que de forma legítima. Pero lo que realmente molesta es cómo las quejas sobre las nuevas normativas de Amazon referentes a la imposibilidad de descargar los ebooks a través de USB se centran más en la conveniencia personal de los usuarios sin tener en cuenta que esas restricciones están diseñadas para proteger el trabajo del autor. Muchos no comprenden que la piratería de ebooks no solo priva a los creadores de sus ingresos, sino que también desvaloriza su obra. Es una pena que los lectores, al compartir los libros de forma ilegal, no se den cuenta de que están perjudicando el proceso creativo que involucra el esfuerzo de muchas personas, no solo del autor.
Me inclino por la autopublicación, ya que me permite tener el control total sobre mi obra, desde la portada hasta la distribución.
C. E.: —¿Crees que vivir de la literatura es un sueño posible?
E. M.: —Todo es posible, pero en el mundo literario es difícil sin los contactos adecuados o sin una gran visibilidad. Puedes tener muchos libros publicados, pero si no logras destacar como best seller o atraer la atención del mundo cinematográfico, es complicado conseguir estabilidad económica. Los ingresos son muy irregulares: hay meses en los que no cobras nada, otros en los que apenas ganas algo y, con suerte, algunos en los que obtienes buenos beneficios.
C. E.: —¿Algún género literario que no hayas experimentado y te gustaría?
E. M.: —Historias reales. Tengo en mente escribir una biografía en la que se pueda ver con claridad de dónde surgieron Futuro Incierto y El Guardián del Umbral.
C. E.: —¿Qué estás leyendo actualmente?
E. M.: —La Canija, de Ángela M. Ruiz.
C. E.: —¿Puedes decirnos dos o tres autores a los que realmente admiras?
E. M.: —Más que admirar, hay autores cuyas historias me han gustado lo suficiente como para releerlas de vez en cuando. Algunos de ellos son Laura Gallego, Alyson Noël y Becca Fitzpatrick.
C. E.: —¿Hay algún libro al que vuelves de cuando en cuándo?
E. M.: —Sí, tengo varios. Algunos son sagas, como Alas de fuego, Hush Hush y Eternidad.
C. E.: —¿Qué opinas del libro electrónico? ¿Tiene futuro?
E. M.: —Personalmente, prefiero los libros en físico. Me gusta su olor, la sensación de pasar las páginas y verlos en mi estantería. Aunque es cierto que el ebook es más práctico, ocupa menos espacio y es más económico, para mí pierde parte de la esencia. Algún día me gustaría tener una biblioteca al estilo La Bella y la Bestia (pero adaptada a mi hogar, claro).
C. E.: —¿Cuál es el libro actual en el que te encuentras trabajando?
E. M.: —La segunda parte de la Saga Suriel: El Renegado de las Sombras.
Las editoriales tienen un enfoque muy comercial y no suelen invertir en ti si no eres un autor ya consolidado. Después de mi experiencia con ellas, me di cuenta de que, a veces, lo que realmente hace falta es un buen sistema de marketing, algo que en mi caso depende más de mí que de las editoriales.
C. E.: —¿Cómo surgió la idea?
E. M.: —Al ser una saga, la historia continúa desde El Guardián del Umbral, así que es algo que ya he comentado anteriormente.
C. E.: —¿Algún otro proyecto de futuro?
E. M.: —Sí, como mencioné antes, tengo en mente escribir una biografía. No para contar mis vivencias, sino para mostrar de dónde nacen mis historias.
C. E.: —¿Qué sueles poner en los libros al firmar?
E. M.: —Mi nombre: Esmeralda Muñoz. Quería que se me reconociera como tal.
C. E.: —¿Cuál es tu palabra favorita?
E. M.: —No tengo una palabra favorita como tal, pero me gustan aquellas que transmiten emociones intensas o que tienen un sonido especial, como “reconocimiento” o “valor”.
C. E.: —¿Cómo es tu relación con los lectores? ¿Qué lugar ocupan las redes sociales en relación con ello?
E. M.: —Cada opinión recibida es un subidón de autoestima. Cuando a todos les gusta e incluso incitas a personas que no les gusta el género de fantasía pero les engancha y les acaba gustando… Es una sensación que recompensa todos tus esfuerzos.
Realmente los lectores y su interacción en mis redes sociales lo es todo. Sin ellos no me doy a conocer, ni se me leería.
C. E.: —¿Crees que las redes sociales ayudan a difundir tu obra como autora?
E. M.: —Cuesta, pero actualmente es el método que mejores resultados da.
C. E.: —¿Cómo podemos encontrarte en las redes sociales?
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C. E.: —¿Dónde podemos conseguir tus libros?
Únicamente en Amazon.