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David Breijo Martínez

Entrevista

Dice David de sí mismo: "Empezó mal el año, un lunes a primera hora, cuando nací. Elegí el mes más anodino, más o menos a mediados —¿se puede ser más trivial?— aunque, por lo que parece, que me rebelé en lo que pude y decidí hacerlo un viernes por la noche. Barruntaba ya que no me estaba gustando la cosa.

Lo más destacable de aquel último año de década fue el cine. Ganó el Oscar a la mejor película «El cazador», y los mejores efectos especiales fueron para «Superman». Se estrenaron ese año grandísimas películas que, luego, me marcarían, como «Alien», «Apocalypse Now», «10», «Mad Max», «Rocky II» o «Campeón». Aunque, sin duda alguna, la que más se asemejaría a mi trayectoria fue «La vida de Brian», una suerte de presagio de cómo me iría.

Estudié y pude ejercer el Derecho hasta, por lo menos, el día de hoy.

En una de esas quise doctorarme, con el fin de mejorar mi pericia en esta profesión, que nos condena a estar en constante estudio (¡más que en la carrera!). Me tocó la propiedad intelectual, más concretamente las descargas por internet.

Ni idea tenía, aunque eso era lo que buscaba, pues así mejoraría mi sistema. Tuve que ponerme con ello y, tras mucho estudio, artículos científicos, libros, leyes y sentencias, me di cuenta de su importancia. Y de que todo el mundo debería conocerlo, pues nos afecta a todos.

¿Y cómo hacerlo llegar? La materia es densa, con mil aristas. ¿Qué persona no abogada —y que se dedique al tema— iba a estar interesada?  Por eso pensé en hacerlo novelado, de tal forma que, sin darse cuenta, pudiese el lector tener algo de conocimiento y concienciarse. Utilicé las notas al pie para que el lector pudiera contrastar la información, o ampliarla, si quería. No fue fácil, pues es un tema poco llamativo.
Me vine arriba y traté de tocar varios asuntos: cómo es la profesión de abogado, cómo actuamos los abogados de oficio, exponer para mejor comprensión temas básicos de Derecho, ansiedad, estrés…
Pero quedaban muchos temas que me gustaría tratar. Así que decidí dividirlo en una trilogía. La segunda parte, mucho menos técnica, más novelada, más imaginación. Trataría de internet, redes sociales, privacidad, consecuencias e inteligencia artificial —junto con otros temas más filosóficos.

Estos dos, autoconclusivos, aunque escondo dicha conclusión en detalles.

Y el tercer libro, que cerraría la trilogía. Una revelación ¿fantasiosa? en la que se aplicarán los temas tratados en el primer y segundo libro, las consecuencias. Totalmente novelado, nada técnico, y con mucha filosofía detrás.

¿Y después? Pues ya veremos. De momento he de decir que me encanta escribir, pero hay que trabajar para poder sobrevivir. El tiempo que le dedicas a uno, se lo quitas al otro.
Ya veremos
".

Comunidad de escritores: — Dijo Stephen King: “No debe haber ningún teléfono o aparato electrónico en el estudio donde te dedicas a escribir”. ¿Te liberas de todos los aparatos electrónicos para escribir?
David Breijo Martínez: —La verdad es que procuro que sea así, sin nada que me estorbe. Algunas veces he puesto música pero, si estoy centrado, ni me entero de lo que escucho.
El problema, realmente es ese. Encontrar un momento los suficientemente largo como para poder escribir y no tener que estar pendiente del teléfono, el mail u otros. El trabajo es lo primero, lo que te da de comer y, en mi caso, no puedes perderlo de vista. Es un esfuerzo añadido para poder ponerte.

C. E.: —Háblame del proceso creativo, ¿dónde, cuándo, cómo, si corriges mucho...?
D.B.M.: —No puedo hablar mucho de ello, pero porque solo he publicado dos libros (el tercero en breve), con lo que mucha experiencia no tengo.
Para ponerme con algo, debe venirme a la cabeza una idea básica, que me encante. Que me gustaría leer. Le doy vueltas a ver qué desarrollaría y, sobre todo, qué querría decir con ella, qué aportar. No solo una historia, me gusta que tengan mucho más. Que, cuando lo termines (o dejes) te llame a entablar una conversación sobre los asuntos tratados.
Si me surge esa idea, me pongo tan pronto puedo, tanto tiempo como puedo, en el lugar que pueda. Sería como que me quema en la cabeza el libro y tengo que ponerme hasta que lo termine. Agarro el ordenador o la Tablet, y me pongo a escribir. Luego ya quitaré capítulos, o explicaré otros, añadiré o borraré.
La corrección es básica. No solo procuro hacerlo mientras escribo, sino después de tener todo el libro terminado. Lo leo, corrijo, vuelvo a leer, corrijo… y así hasta que no puedo más. Entonces lo mando a una correctora profesional, ella me envía sus correcciones y valoras.

Para ponerme con algo, debe venirme a la cabeza una idea básica, que me encante. Que me gustaría leer. Le doy vueltas a ver qué desarrollaría y, sobre todo, qué querría decir con ella, qué aportar.

C. E.: —¿De dónde sacas tu información o ideas para tus libros?
D.B.M.: —De lo que he escrito, de mi profesión. Ello me lleva a buscar mucha información en libros especializados, sentencias, doctrina, estudios y demás. Cada punto lleva a un artículo, este a varios otros, esos a distintas sentencias, y así.
En cuanto a la historia, procuro poner a un personaje real. Relatar lo que le pasaría a ese personaje en la vida real  si se enfrentase al problema planteado. Para ello, muchas veces me fijo en gente que conozco bien, o en lo que yo mismo haría.
Al menos de momento, lo que he escrito ha sido intentado que el lector se vea reflejado, que empatice, con al menos un personaje. A través de ellos, que vaya tomando conocimiento y concienciación sobre los temas que, de manera más “escondida”, trato en los libros.
En un futuro, no sé qué haré o qué pasará, o de dónde sacaré la información o ideas.

La corrección es básica. No solo procuro hacerlo mientras escribo, sino después de tener todo el libro terminado. Lo leo, corrijo, vuelvo a leer, corrijo… y así hasta que no puedo más.

C. E.: —¿Con qué autor de tu región te tomarías unas copas?
D.B.M.: —Me tomaría copas con cualquiera de cualquier lugar o región. Me gustan las opiniones, saber de sus experiencias, aprender de todos. No podría decirte un solo autor, ni mucho menos de mi región.
No me fijo en si son de aquí o de allí, si son conocidos o no, mujeres u hombres, orientación, religión ni nada. Me gustan los libros y, si la lectura me ha gustado, me gustaría poder conocer a su autor/a. Charlar con ellos, echar unas risas y disfrutar del momento.
En redes he conocido a algunos, y estoy encantado. He podido desvirtualizar a unos pocos, y la experiencia ha sido maravillosa, ¡imagina lo que sería poder pasar una tarde completa!

Es muy difícil vivir de esto. De hecho, lo más normal es que apenas recibas unos ingresos líquidos mínimos, y después de bastante tiempo. Le deseo suerte y que pueda vivir de esto, pero lo normal es que lo hagas por gusto, porque te gusta escribir, que quieras que otros vivan tus historias.

C. E.: —¿Cuántas obras tienes publicadas?
D.B.M.: —Ahora mismo tengo dos publicadas. Me gustaría que para diciembre de 2023 estuviese la tercera. Estoy corriendo para que la tercera se publique justo un año después de la primera (tiene un sentido que se entenderá al leer esta tercera entrega).
Con ello cerraré esta trilogía.

C. E.: —¿Has cambiado algún final después de escribirlo?
D.B.M.: —Sí, en los tres libros. Y no solo después de escribirlo, sino mientras lo iba escribiendo modificaba lo que, en un principio tenía pensado. La historia me iba pidiendo el cambio.
Luego, una vez terminado, en el proceso de corrección, me daba cuenta de que el final estaría mejor si lo hiciese de esta o aquella forma. Además, suelen ser totalmente distintos a los iniciales.
Me gusta más cómo quedaron al final, estoy contento con ellos.

C. E.: —¿Cuál es tu gran punto débil como escritor/a?
D.B.M.: —Todos. No puedo considerarme escritor. Solo he escrito unos libros, pero no me veo con la capacidad y el talento de otros. Y no hablo de clásicos ni de famosos. Hablo de muchos desconocidos, gente que se autopublica, y que tiene una literatura en su cabeza y sus manos que es digna de admiración.
Esa capacidad de expresar con pocas y tan acertadas palabras que te hacen sentir ser tú el que está en la obra, esas poesías tan lejos de mi alcance, microrrelatos, fantasía… Gente que conoce el idioma a la perfección, que cuida hasta la última letra. Maravillosos.
¿Puntos débiles? Puedes elegir al azar, seguro que lo tengo.

C. E.: —¿Un consejo para un escritor que empieza?
D.B.M.: —Paciencia, sobre todo paciencia. Que no espere resultados inmediatos, esto va lento.
Prudencia. Es muy difícil vivir de esto. De hecho, lo más normal es que apenas recibas unos ingresos líquidos mínimos, y después de bastante tiempo. Le deseo suerte y que pueda vivir de esto, pero lo normal es que lo hagas por gusto, porque te gusta escribir, que quieras que otros vivan tus historias.
Tesón. Nadie te va a regalar nada. Es un mundo en el que hay mucha competencia. También hay muchos lectores, pero tu libro es una gota más en ese océano. Y, ahora, si bien es cierto que tienes el mundo a tu alcance, también es cierto que esa misma circunstancia hace que puedas desaparecer pronto del horizonte del lector. Tienes que trabajar mucho en la publicidad, la interacción, redes, presentaciones… y aun así no te asegura un resultado. No desesperes, continúa. Y mientras, disfruta de la experiencia. Conoce a otros autores, es maravilloso.

C. E.: —¿Cómo te sentiste la primera vez que te publicaron algo?
D.B.M.: —Aterrado. Todo iba muy bien hasta ese momento. Con mucha ilusión, impaciente. Sin embargo, cuando me llegaron los libros y vi que estaba ya a la venta, no pude dejar de pensar “¿qué he hecho? ¡Madre mía, seguro que está mal todo, hasta la primera coma!”. Darte cuenta de que te has expuesto y, sobre todo, pensar que te has expuesto con algo que está totalmente mal, o que has puesto sandeces. Es una situación muy incómoda, aunque todo pasa. Lo vas relativizando hasta que, sin darte cuenta, ya has publicado el segundo. A partir de ahí solo quieres que te vengan a la cabeza más ideas para seguir publicando.

C. E.: —¿Cómo surgió el título?
D.B.M.: —Al terminar el primer libro. Siempre hago un archivo y lo llamo con algo que tenga que ver con la temática inicial, pero no le pongo nombre hasta el final. Por ejemplo, el archivo del segundo libro se llamaba “Viajero”, y sin embargo el título final es “Tres Marrones. La duda” (mucho más acertado, a mi parecer).
En este caso, fue al buscar el nombre del primer libro cuando decidí hacerlo trilogía. Como en cada uno trataría una temática distinta -aunque en ese momento no tenía muy claro cuál sería la de los siguiente-, y siempre sería una complicación, decidí llamarla Tres Marrones. Un marrón cada libro, cada problemática.
El primer marrón era un asunto del turno de oficio, así que fue “El turnado”.
El segundo marrón trata una disyuntiva difícil de resolver, la cual, según el momento y circunstancias que te rodeen cuando lo lees, optarás por una u otra. De ahí “La duda”.
Y el tercer…

Como lector, agradezco cuando un autor me contesta. Más aún si atiende a mi opinión.

C. E.: —¿A tu protagonista le pones muchos obstáculos hasta llegar a conseguir lo que desea?
D.B.M.: —Sí, y si puedo, al resto también. Y eso no quiere decir que le deje conseguir lo que desea. Lo voy ajustando conforme voy escribiendo. Si, en la vida real, lo más normal es que lo consiga, se lo concedo. Pero si no, no me tiembla el pulso.

C. E.: —¿Qué es lo que los lectores de “Tres Marrones”, tu nueva novela, van a encontrarse?
D.B.M.: —Sorpresas, emoción, tensión, desesperación, dudas y debate. Muchas dudas y mucho debate. O eso me gustaría.
Espero que lo que planteo esté lo suficientemente visible, y que el lector reaccione, le haga pensar. Quizá, incluso, se pueda plantear si está equivocado, o si lo que lee es erróneo. Que piense, que debata, que se conciencie.
Este último libro no es técnico, como los otros dos. Planteo dilemas que veo en mi profesión, pero queriendo hacer al lector partícipe. Preguntas, por ejemplo -aunque no es el objeto principal- sobre la pena de muerte ¿es justa? ¿injusta? ¿Depende de las circunstancias? ¿Qué circunstancias son esas: las que tú y la sociedad en la que vives marcan; o eso mismo podrían defender otras culturas? ¿Quién es digno como para ejecutarlo? ¿Y para decidir que esa condena es lo justo? Y así varias cuestiones.

Mi meta es poder seguir escribiendo y publicando y, a ser posible, que al menos a una persona le pueda gustar lo que escribo.

C. E.: —¿Autopublicación o editorial? ¿Cuál es tu meta como escritor/a?
D.B.M.: —Estoy autopublicando. En principio fue por propia inseguridad, pues no creía que interesase a ninguna editorial. Desconocía totalmente este sistema y me metí de lleno.
Luego, he de decir, estoy encantado con la experiencia. Eres tú quien controla todo el proceso y, sobre todo, evitas el tiempo de espera hasta que te contesten. Ya sea con una respuesta positiva o negativa, ese tiempo es desesperante. Evidentemente, que te contesten con un “sí” debe ser maravilloso. Te hacen el trabajo -que es mucho- hasta la venta en las librerías, lo distribuyen, etc.
Y sobre todo, te quitan los gastos del proceso. Sí que luego tu margen de beneficio es menor, pero hay que entender que una editorial está, como cualquier empresa, para ganar dinero, no para perderlo. Hacen una apuesta con tu libro, con lo que tienen que tener beneficios, y no en todos los casos ocurre.
Pero, por la experiencia de otros compañeros que he conocido, no es tan maravilloso. No digo que todas las editoriales sean de una u otra forma, sino que, en realidad, pierdes un poco el control del proceso (elegir portada, la maquetación, fecha de salida…) y muchas veces te ves solo promocionando tu libro (que es la parte que más necesitas ayuda). Aun así, no he probado con editorial, por lo que solo puedo hablar “de oídas”. De hecho, me consta que hay pequeñas editoriales que miman mucho a sus autores.
Mi meta es poder seguir escribiendo y publicando y, a ser posible, que al menos a una persona le pueda gustar lo que escribo.

C. E.: —¿Crees que vivir de la literatura es un sueño posible?
D.B.M.: —Sí lo creo, pero porque soy positivo. Hay gente que lo ha conseguido, por lo que es posible. Ahora bien, tienes que ser constante, reconocido, bueno y tener un poco de suerte. No será fácil, y no estará hecho para mí, pero no por ello debes renunciar. Es posible que tú sí lo consigas y, ojalá, esté yo ahí para verlo y alegrarme.
Pero no nos dejemos engañar. Esto no es publicar un libro y vivir de las rentas. Es un trabajo con recompensa a largo plazo. Tienes que dedicarle muchas horas a diario, muchas veces sin tener libres días en la semana. Ser constante. Escribir y publicar mucho. Hacer talleres, escuchar y aprender de las críticas: crecer con ellas. No dejarlo a pesar de los momentos duros con los que te vas a encontrar. Como todos los trabajos, en realidad. Por muy bueno que seas, debes ser consciente de todo ello y no abandonar. Cualquier escritor que conozcas que pueda vivir de esto, te lo va a decir: esto es un trabajo, no un hobby. Lleva muchas horas de estudio, redacción, corrección.

C. E.: —¿Puedes decirnos dos o tres autores a los que realmente admiras?
D.B.M.: —Por supuesto. Además son bellísimas personas. Los conocí en redes y tengo la suerte de poder mantener el contacto con ellos. Además, se prestaron para hacerme corrección a mis dos últimos libros e, incluso, quisieron participar haciendo prólogos en el tercero. Solo con esto ya puedo dar gracias a haber publicado, pues me ha permitido conocerlos.
Son los siguientes, sin que el orden expuesto signifique prevalencia de uno sobre otro:
W.M. Drache. Un autor increíble. Una facilidad de palabra y conocimiento envidiables. Imaginación desbordante y manejo de la pluma inigualable. Sus obras son maravillosas. De hecho, el primer libro suyo que me leí, “Historias en Espiral III” trata una temática por la que nunca me hubiese interesado: la erótica. Sin embargo, quedé fascinado. Este libro esconde mucho más, y lo trata con una delicadeza indescriptible. Usa el pretexto de lo erótico para plantear temas emocionales en todo momento. Sabe cuándo debe usar un lenguaje y cuándo otro, y sin embargo, todo cuadra a la perfección. Ahora tengo uno suyo que no puedo decir sino que es poesía hecha prosa.
Manuela Fernández Cacao. Una autora imprescindible. Capaz de adaptarse a cualquier medio, hace obras inmortales, dignas de admiración. Te enamora ya sea con cuentos de terror, de los que te hacen pensar y luego temer cualquier ruido de tu casa; como con microrrelatos (algo imposible para mí), en los que, con muy poquitas frases, se dibujan en tu mente una historia mucho más extensa. Entiendes y reproduces todo lo que no lees en ese microrrelato, además de encontrar un sentido tras esas líneas maravilloso. El último suyo publicado son doce maravillosos relatos sobre mujeres, abordando sentimientos, eliminando estereotipos, ahondando en la propia naturaleza humana, sin género. “Alta tensión: Relatos de misterio y suspense”, “Exprimiendo historias: Microrrelatos” y “Rosas y Espinas: doce relatos de mujeres en singular”.
Laura Pérez Caballero. Como dije en redes, cierra los ojos y elige un libro suyo: ¡acertaste! Cualquiera de sus libros te va a enamorar. Escribe como los ángeles y demuestra una imaginación al alcance unos pocos escogidos. El primer relato suyo que leí fue “Enterrados. La ciudad subterránea”, al tiempo que veía la serie “Silo”. Me recordaba a la serie, que está muy bien, pero que este libro, en mi opinión, la supera. “Dioses de piedra” es un thriller maravilloso, que te pone en tensión hasta el final. Pero no se queda solo en esos, tiene una vasta biblioteca publicada. Cualquiera de ellos magníficos.

C. E.: —¿Qué opinas del libro electrónico? ¿Tiene futuro?
D.B.M.: —Sí, creo que tiene futuro. No creo que desbanque al libro en físico, ni mucho menos que acabe con él. Al menos no creo que yo llegue a verlo.
Pero el ebook me parece maravilloso. No solo por el precio, que permite poder leer muchos más libros por la misma cantidad de dinero. Sino que ofrece otras muchas ventajas, a mi parecer:

  • El lector electrónico (ereader) te permite leer de noche sin molestar a nadie, pues suelen llevar luz incorporada, con lo que puedes leer tranquilamente.
  • La pantalla de un ereader no cansa. Cosa distinta es si lo lees en una Tablet o en un ordenador.
  • Puedes ampliar o reducir el tamaño de letra, lo que agradeces cuando te das cuenta de que tu vista no es lo que era.
  • No tienes que sujetar grandes tochos de páginas, buscando las palabras que se esconden en el lomo.

 Puedes llevarte todos los que quieras en un espacio muy pequeño. En vacaciones, o en las esperas, es maravilloso.
No se iguala a la sensación de tener libros en físico. Y el gusto que te da pasear por tu biblioteca y ver tus libros, que te llamen para volver a leerlo. Pero complementa a quien realmente lo que le gusta es leer.

C. E.: —¿Cómo es tu relación con los lectores? ¿Qué lugar ocupan las redes sociales en relación con ello?
D.B.M.: —Muy buena, la verdad. No tengo problemas en comunicarme con ellos. Siempre que haya respeto, me parece maravilloso. Poder saber qué le ha parecido, qué encuentran mejorable o, directamente, mal. Se aprende mucho.
Como lector, agradezco cuando un autor me contesta. Más aún si atiende a mi opinión.
Otra cosa es la atención que le presto yo a las redes sociales. Por lo general no les hago ni caso, pues son algo que nunca me gustó. Me paso en momentos puntuales, unas veces más tiempo (demasiado), otras poco (o ninguno), y no me he marcado un horario. Es posible que me contactes y que tarde en contestar, pero siempre procuro contestar.

C. E.: —¿Crees que las redes sociales ayudan a difundir tu obra como autor?
D.B.M.: —Sí, de hecho, si no hubiese sido por ellas, mi libro jamás se hubiese conocido mínimamente. Hoy puedo decir que algo sí se ha conocido gracias a ellas. Hemos podido tener la suficiente relevancia como para poder acudir a firmas de libros en ferias o en eventos. ¡Hasta han empezado a hacer un audiolibro en directo de mi segundo libro!
Llegaron a estar en el puesto 20 de los más vendidos en Amazon en un categoría. Poco tiempo, la verdad, pero para mí era algo inalcanzable.
Nada de esto hubiese sido posible sin las redes, sus usuarios y sus lectores. Aunque no me gusten las redes sociales, debo agradecerle tanto esto, como el haber conocido a gente maravillosa.

C. E.: —¿Dónde podemos conseguir tus libros?
D.B.M.: —Mis libros se pueden conseguir en Amazon y, los físicos, tanto en el mismo Amazon como en librerías, en la Fnac o la Casa del Libro. Es muy posible, casi seguro, que en cualquier librería tengan que pedirlo, pues no es ningún best seller ni de editorial, pero se puede conseguir así.

Podéis encontrarme en X sobre todo.
Muchas gracias. Te deseamos mucha suerte en todos tus proyectos literarios.

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