Saltar al contenido principal

Entrevista a Lourdes Rizo Rey

Entrevista

Gemma Córdoba entrevista a Lourdes Rizo Rey para que nos presente su libro La puerta equivocada (editado por Pluma de Sueños).

G.C. —Bienvenida Lourdes, ¿cómo estamos?
L.R. —Bien, bueno con COVID. Estoy de baja en casa. Ya estoy mejor. He tenido suerte porque lo he pasado como una gripe normal. En la voz notaréis que estoy un poco congestionada todavía. Este vídeo es un vídeo que le hice a mi hija que cumplió dieciocho años y fue un regalo con la canción que es más especial entre nosotras porque se la cantaba cuando era más pequeñita para que se durmiera. Era la canción de cuna. Le prepare las fotos con la canción y con mi voz. Es un vídeo especial. Espero que os haya gustado.

G.C. —Maravillosas las escenas, las fotos el cariño que se os veía. La complicidad entre vosotras, es algo maravilloso. Así también compartes con nosotros un poco de tu talento que es la canción. La forma tan dulce que tienes de cantar. Esa voz tan melodiosa. Tenemos muchas ganas de conocerte aquí. Así que podría comenzar contándonos un poco dónde naciste.
L.R. —Nací en Barcelona, en el barrio de Sanz. Pero ahora vivo en Gava, es un pueblo que está en la costa de Barcelona.

G.C. —¿Qué tal fue tu infancia?
L.R. —Mi infancia fue maravillosa. Éramos familia numerosa y en casa, sobre todo mi madre, orga-nizaba muchas cosas de tipo artístico y hacíamos concursos musicales y votábamos canciones a ver qué canción ganaba. Cada uno de los hermanos elegía una canción y les votábamos la canción más bonita. Y mi madre escribía y yo desde pequeñita también empecé a escribir poemas y hacia acrós-ticos. Los acrósticos, para los que no saben lo que es, lo explico muy cortito es un poema que la primera letra de cada verso, leída de arriba abajo, tiene un mensaje. Cuando había cumpleaños o algún tipo de celebración me hacían encargos.

G.C. —Estabas avocada a la escritura desde muy pequeña. El talento ya te salía a raudales y la práctica hizo el resto. ¿Eras buena estudiante?
L.R. —Sí, era muy aplicada. Siempre muy disci-plinada. No me gustaba mucho algo en concreto. Lo que me ha pasado siempre es que me gustaba todo. Me gustan muchas cosas. En mi época de estudiante, por ejemplo, me costó mucho deci-dirme si ciencias o letras, porque me gustaban mucho las matemáticas, pero me gustaba mucho la literatura. Sí era buena niña, no era una pieza.

G.C. —¿Nada de travesuras?
L.R. —No, soy más pieza ahora.

G.C. —¿Cuándo supiste que estabas hecha para el mundo de arte, de la interpretación porque también eres actriz?
L.R. —Sí y bailarina. Soy bastante versátil. Creo que tengo la parte artística como muy desarrollada. Siempre me ha gustado mucho incluso dibujar. Todo lo que es de tipo artístico siempre desde pequeñita me ha gustado. Gané algún concurso de dibujo y de poemas también. Aquí cuando se celebra san Jordi que es una fiesta literaria preciosa con las rosas y los libros, en los colegios hay mucha costumbre de hacer concursos literarios. A veces los padres dibujan y los niños hacen el poema, depende de la edad, o al revés. Yo había ganado las dos veces, tanto por escribir como por dibujar. De todas maneras, bailar es lo que siempre me ha definido. Desde que tengo memoria, mi casa es de esas antiguas con un pasillo muy largo. Y yo iba de puntitas de pasillo a pasillo con los brazos levantados como si fuera una bailarina de ballet. Eso lo llevaba innato. No hay nadie en la familia con este interés. Artistas de escribir y dibujar sí. Tengo un hermano que es un genio dibujando. Pero lo que es el escenario, que es lo que a mí más me apasiona, solo soy yo que me ha gustado siempre. Primero empecé bailando, Quería dedicarme profesionalmente, pero vi que era un mundo muy difícil y además empecé muy tarde a tomar clases.

G.C. —¿A qué edad empezaste?
L.R. —A los diecisiete. Éramos una familia de siete hermanos. Una familia muy humilde y solo podía trabajar mi padre. Lo que se hace ahora de extraescolares, en esa época no sabía ni lo que era. Mis primeras clases de danza las tomé cuando empecé a trabajar de canguro y dando clases me empecé a pagar las primeras clases. Me casé muy jovencita y combinar ambos mundos me parecía muy difícil. Mi meta era tener una escuela de danzaNo lo he conseguido como escuela. Pero he dado muchas clases en muchos sitios. He organizado festivales. Trabajo en un colegio y estuve muchos años en un instituto y era la que organizaba los festivales y al final de curso todos los bailes de los niños y de los profes, era la que estaba siempre en el cotarro. Siempre me ha gustado combinar la parte de funcionaria, yo soy administrativa que es la que me da de comer y estabilidad económica, pero la otra parte de mi vida es supe importante porque sino es como que no soy yo. Siempre que puedo hago talleres tomo clases de lo que sea, talleres de escritura y voy combinado. Digamos que en invierno es mi etapa de bailar y a cantar es cuando hago teatro musical actualmente y en verano es cuando escribo, cuando tomo vacaciones.

G.C. —Te cunde muchísimo. La verdad es que tienes que estar siempre haciendo cosas. Esto que has hablado de teatro musical cuéntanos un poco.
L.R. —Teatro musical, a través de la danza, conocía a una profesora, a una sustituta que ella era más cantante que bailarina. Ella fue la primera que, en un cursillo de verano, nos dio un curso de teatro musical, me dijo Lourdes cantas muy bien porque no tomas clases de canto. Ente el tiempo y el dinero me resultaba difícil hacerlo todo. Pero he trabajo mucho y hecho trabajos extras para poder tener los extras económicos y entonces empecé a tomar clases de canto y cantaba en solitario, después entré en un grupo de Góspel y luego un grupo vocal y una de las profesoras que tuve de canto, que es muy amiga mía y es una chica especial, se llama Alexandra, aprovecho para saludarla por si me ve. Ella fue la que me dijo Lourdes por qué no haces teatro musical es que te veo y las dos cosas combinan a la perfección con lo que a ti más te gusta. Ella tenía una academia en Barcelona que era profesional. Al primer grupo que entré todos eran profesionales, trabajan de eso. Y yo pensé madre mía qué haces tú aquí. [..]

G.C. —Creo que a nivel de novela y de escritura tienes que contarnos algo.
L.R. —Como he dicho escribía versos, pero no pen-saba nunca en escribir una novela. En el dos mil trece, yo pasé una época muy dura porque me acababa de separar y además me había roto el me-nisco. Me operaron, no sabía si podría volver a bailar porque tuve complicaciones después de la ope-ración. Me quedó una lesión neurológica. Estuve mucho tiempo haciendo rehabilitación y allí en las horas muertas de rehabilitación cayó en mis manos un tríptico de un concurso de narrativa para mu-jeres que organiza los ayuntamientos del Valle Obregat, que es una comarca de Cataluña. Leí las bases y dije esta es mi oportunidad porque ahora tengo tiempo y además necesito un poco toda mi parte emocional que estaba muy tocada vehicularla con la escritura. Empecé a escribir y vi que la escritura que aparte de ser algo vocacional era muy terapéutico porque cada vez que escribía me sentía un poco mejor. Esta novela la escribí en catalán y se llama Poker de plors (Póker de lloros). Era la historia de cuatro mujeres que coinciden en un centro de rehabilitación y las cuatro ha vivido alguna experiencia de violencia de género. Una era hija de un maltratador. Otra era mujer maltratada por su pareja físicamente. Otra era más el maltrato psicológico y la otra era la mujer de un alcohólico. La presenté al concurso con mucha humildad porque yo no había escrito nunca una. Para mí una novela es algo muy importante. La empiezas y la tienes que acabar. No es escribir por escribir, no es por pasar el rato. Tiene que tener un principio y un final un sentido lo que estás haciendo. La experiencia fue tan sumamente positiva que, aunque no gané supe segurísimo que seguiría escribiendo, que quería escribir más novelas. Luego escribí la Salida cincuenta y dos. La escribí al cabo de dos años para volverla a presentar al mismo concurso. Durante esos dos años me ofrecieron cursos de narrativa. El certamen concede a las mujeres que han participado cursos gratuitos. Con ellos aprendí un poco más de técnica y de cómo enfocar la obra para darle un poco más de estilo y que tuviera una mejor estructura y mejor a nivel técnico. A nivel emociona es un lado que tengo bastante fácil porque me sale innato, pero después hay que ser correcta y tener cierta técnica. Salió La salida 52 la volví a presentar. Se presentó muchísima más gente, tampoco gané.

Pulsa aquí para ver la entrevista completa

 

Comentarios y respuestas

×

El nombre es obligatorio

Introduce un nombre válido

El email es obligatorio

Introduce un email válido

El comentario es obligatorio

Los términos son obligatorios

Tienes que aceptar los términos

* Estos campos son obligatorios

Se el primero en comentar