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Entrevista a Alejandro Olivares Guerra

Entrevista

Hoy vamos a hablar con Alejandro Olivares Guerra. Una persona que tiene muchísimas cosas muy interesantes. No solo es interesante su vida, sino también el libro, los motivos por los que lo saca o por qué lo hace público… Qué papel juega en su vida, en su historia su perro. De todos esto nos va a hablar él.
Nicolás Puente: —Vamos a empezar por el principio. Naciste en las Palmas de Gran Canaria, allá por el ochenta y seis. ¿Cómo definirías tú la vida de tu niñez, cómo la adjetivarías?
Alejando Olivares: —Crecí en un ambiente sano. Recibí mucho amor de mis padres, tengo una hermana mayor que yo y vivíamos en un pequeño barrio obrero. Tengo recuerdos muy buenos, de una infancia sana, de un ambiente donde se respiraba amor. Una familia muy trabajadora. Era un niño común que iba a su colegio y luego por la tarde a deporte.
N.P.: —Acercándonos hacia el momento en que das el paso a la universidad, ¿cómo fue ese tiempo?
A. O.: —Ahí hubo más inestabilidad con las amistades, con los ambientes donde me movía. No estaba centrado y el proceso de maduración se vio afectado por el tema del ambiente. Siempre tuve el objetivo de luchar por el futuro. No le dedicabas mucho tiempo al estudio, pero llegado el momento era consciente de la necesidad del estudio y de que tenía que cumplir. Aunque lo hacía en el último momento. Pero siempre aprobaba.
N.P.: —Antes de entrar en la universidad, ya habías estado en Inglaterra ¿Cierto?
A. O.: —Cierto, por Inglaterra y por #estados Unidos. Estuve en un colegio por un intercambio para aprender inglés y ahí comencé a estudiar inglés. […]
N.P.: —Llegas a la universidad y ahí te enganchaste a los libros de una forma brutal. Lo primero que hiciste es estudiar derecho.
A. O.: —Cuando llegué a la universidad me fui a vivir solo. Imagínate a esa edad vivir solo, con dieciocho años. Mucha libertad, … Son muchos cambios: salir de un colegio donde están siempre encima tuyo y llegas a la universidad que puedes ir a clase o no, los profesores no van detrás de ti. Luego me centré y poco a poco saqué la carrera. Hice la licenciatura. Luego no le di salida en el ámbito laboral, pero la formación siempre está ahí y me abrió puertas para luego llegar a ser docente habilitándome para el máster.
Bambú llega a ser casi del todo lo que significó Bambú para mí, pero Saimon no. Saimon tiene muchas diferencias con el autor, en este caso conmigo. Pero hay muchas cosas en la novela que tienen que ver con mi vida y con lo que me pasó.
N.P.: —Le cogiste el gustillo al estudio porque luego hiciste el master en educción para poder dar clase. Ese fue el segundo enganche otra vez con los libros.
A. O.: —Sí y ahí fue a tope las notas fueron muy buenas. Ese master te habilita para poder dar clase en Secundaria como profesor. El master yo lo terminé por economía y por formación laboral. Lo saque en un año. Llegué a la profesión de docente.
N.P.: —De hecho, das clases de inglés actualmente.
A. O.: —Doy clases de inglés, pero no soy funcionario de carrera, no he sacado la oposición. Pero trabajo en un instituto de Bachillerato y los estudiantes son los más exigentes. Me lleva mucho trabajo.
N.P.: —Pero no acabaste ahí, has seguido estudiando y has llegado a especializarte en la rama de herpetología.
A. O.: —Es el estudio y los criterios de clasificación de los anfibios y los reptiles. Me especialicé en la universidad de Barcelona. Los reptiles me han llamado desde pequeño la atención.
N.P.: —Hemos visto al hombre que está detrás del libro y ahora nos centramos en el libro. ¿Cómo te definirías como autor?
A. O.: —Me considero un escritor porque he escrito esto con dedicación, he puesto pasión. Me he metido de lleno en escribir esta historia. ¿Soy un escritor bueno o malo? Eso no puedo decirlo yo, debe decirlo el lector.
N.P.: —Seguro que tú tienes tan claro como yo que hay escritores que fueron conocidos tras su muerte, no en vida.
A. O.: —Los mejores han sido descubiertos después de su muerte. Por ejemplo, van Gogh en pintura y Edgard Allan Poe escritura. Para mí son el top de los artistas. En mi caso es verdad que es difícil hoy en día llegar a ser conocido. Hay personas que tienen un respaldo de los medios de comunicación, o salen en los medios y por tanto son mucho más conocidos que los autores que carecen de ello. Si vas a una librería importante, lo que encuentras en primera fila, salvo excepciones, son libros escritos pro artistas de televisión que te hablan de cómo han adelgazado o te cuentan su vida. Eso es lo que más vende y lo que la gente compra. Pero habría que cuidar un poco al escritor de taller, de trabajo duro. En mi caso voy a intentar poner un estilo diferente con una técnica literaria diferente. Una persona me dijo que para escribir un libro se necesitar una escritura fresca, natural.
N.P.: —¿Recuerdas cuando comenzaste a escribir?
A. O.: —Desde joven iba apuntando en una libreta todo. No era un diario, no ponía lo que hacía durante el día. Eran reflexiones, lo que tenía que hacer. Luego intenté ser más literario y luego experimenté con el verso de una manera amateur. Hoy me die cuenta que estaba experimentando con las formas. Con la muerte de Bambú, mi perro, decidí hacer algo más serio.
N.P.: —Vamos ahora al libro: Si mi perro está en el cielo quién querría ver a Dios. ¿Cuál es el motivo que te lleva a escribir este libro?
A. O.: —¿Siempre me pregunta por qué el título? No hay ningún concepto más importante en esta vida que el concepto de Dios.
N.P.: —Te he escuchado decir que Dios es alguien importante en tu vida.
A. O.: —Dios, para mí., de manera personal, es amor. Mis padres, encima de su cama tienen un tapiz en el que pone Dios es amor. Ese es mi concepto de Dios. El amor es sentirte bien, purificado, sentir que en tu cabeza no hay pensamientos malos. Con mi perro me he sentido bendecido. Bambú era el canal, la herramienta con la que yo conecto con mi mejor versión, cuando mejor estoy, cundo mejor me siento. Mi perro era el canal, el enchufe que me conecta con Dios. Si Dios es amor, y mi perro es amor, mi perro es dios. Pero mi perro no suple el concepto individual de Dios. Ese concepto no existe, porque muchos creen que Dios es un señor con barba encima de una nube. No me voy a meter en eso. Incluso el Dios del Antiguo Testamento no es igual que el del Nuevo.  [..]
N.P.: —Volviendo a la pregunta: ¿Cuál es la razón por la que escribes este libro?
A. O.: —La razón es para estar más tiempo con Bambú, con mi perro que falleció. Quiero darle un tributo para que su historia quede ahí y combatir al olvido. Quiero dejar una historia plasmada que permanezca en el tiempo y quien la lea conozca a Bambú y de este modo mantenerlo vivo.
N.P.: —Pero es una novela con una trama, con hechos y acontecimientos que se mueven y dan sentido a la novela. Es muy diferente al perro en sí mismo.
A. O.: —No presento la historia de una aventura con el perro, de un viaje de los dos y lo bien que lo pasamos por el camino. Hay una fusión de conceptos en los que se cuenta lo importante que Bambú era para Saimon y Saimon muestra por qué era tan importante. No puedo destripar la historia. No se trata de Saimon  y Bambú yendo a la playa y lo bien que se lo pasaron.
N.P.: —Por lo que he podido leer hay una historia bastante completa. Es una novela con un comienzo, una cumbre y un desenlace. Es una novela con personajes que se mueven en el espacio y uno de ellos tiene un perro.
A. O.: —Es una novela de carácter introspectivo, de mirar para dentro, de expresar sentimientos a luego tiene una trama para que el lector vea el hilo conductor. Para introducir todos estos elementos tenía que construir una historia. Una historia que puede gustar más o menos, pero es una historia de ficción con partes de realidad.
N.P.: —¿El perro de la historia está configurado por vivencias y recueros que tuviste con Bambú? Las colocas como te viene bien como autor, ¿Reflejas las vivencias que tuvo el perro contigo?
A. O.: —Bambú llega a ser casi del todo lo que significó Bambú para mí, pero Saimon no. Saimon tiene muchas diferencias con el autor, en este caso conmigo. Pero hay muchas cosas en la novela que tienen que ver con mi vida y con lo que me pasó.
N.P.: —Esta es tu primera novela, ¿tuviste dificultades para encontrar una editorial que apostara por la novela?
A. O.: —Un amigo me aconsejó que hablara con Virginia, con Agencia de Letras. Miré algunas cosas más y me fui con Virginia.
N.P.: —Virginia está enferma y desde aquí le mandamos un abrazo y nuestros deseos de que se recupere. Perdona este inciso.
A. O.:— Le envío un beso y que se recupere pronto. Virginia tiene un grupo de profesionales que te hacen todo: maquetación, corrección… Y luego tiene algo importante: Te promociona la novela. Pero sobre todo te ofrece cariño y confianza. Quería tener la sensación de que estaba atendido y ella me la ha dado. Creo que estamos dando los pasos correctos y nos quedan muchos pasos que dar.
N.P.: —¿Si volvieras otra vez a buscar editorial volvería con ella?
A. O.: —Por supuesto. Yo tenía el pastel y ella me puso la decoración: Correctores, maquetadores…. Luego si eres bueno venderás, per ella te introduce en el medio.
N.P.: —Has terminado tu novela, has escrito fin o punto final. ¿Qué sentiste en ese momento?
A. O.: —En ese momento me emocioné por un trabajo terminado. Me dije, ya hice el trabajo esto es lo que quería y está terminado. Pero luego viene los siguiente: maquetarla, corregirla… siempre hay algo que tenemos que hacer. Cuando llegué al final de la novela, lo primero que hice fue como brindar al cielo: ¡Va por ti chico! No puse la palabra fin porque quiero continuarla. Quiero dar otra visión de lo que expongo. Los lectores determinarán si es bueno o malo. Habrá una buena y habrá una crítica mala contractiva que será a la que más atención le pondré.
Si vas a una librería importante, lo que encuentras en primera fila, salvo excepciones, son libros escritos pro artistas de televisión que te hablan de cómo han adelgazado o te cuentan su vida. Eso es lo que más vende y lo que la gente compra. Pero habría que cuidar un poco al escritor de taller, de trabajo duro.
N.P.: —Hay que asumir la realidad: Muchos autores venden muchísimo, pero su libro no vale para ocupar sitio en la papelera. Y luego cientos de libros bien escritos y les falta visibilidad y llegar a la gente.
A. O.: —No se valora la auténtica valía de los libros. Muchos libros tienen detrás una fuerza mediática que no tiene nada que ver con la técnica literaria. Algunos tienen una escritura profunda, escriben fenomenal, pero no tienen esa fuerza mediática y no los conoce nadie.
N.P.: —¿Vivir de la escritura es posible?
A. O.: —Es algo que no puedo plantearme ahora mismo, sería algo presuntuoso. En este momento no me lo plateo.
N.P.: —¿Un autor que te haya marcado?
A. O.:  —Allan Poe
N.P.: —¿Eres un escritor de brújula o de mapa?
A. O.:  —Cuando uno escribe una novela así, comienzas siendo un escritor de mapa. Pero la historia te va sorprendiendo, te lleva de un lado a otro y al final terminas siendo de brújula.
N.P.: —¿Algún proyecto de futuro?
A. O.:  —Escribir la secuela de esta novela. Tengo algo escrito, pero ese es mi deseo futuro.
N.P.: —¿Crees que las redes sociales te ayudan como autor?
A. O.:  —Sí, ellas te dan promoción y para mí son importantes.
N.P.: —¿Dónde podemos conseguir tu libro?
A. O.:  —En Amazon.
N.P.: —¿Tienes pensado sacarlo como libro electrónico?
A. O.: — De momento no, pero seguro que vendrá.
N.P.: —Te deseo todo lo mejor